Hacía ya bastante tiempo que me rondaba por la cabeza pintar algún mueble de color turquesa. Tenía que ser algo pequeño porque aunque el color me encanta creo que no soy lo suficientemente atrevida como para utilizarlo en algo grande como una cómoda. De esas, mi amiga Lidia me regaló una mesita auxiliar que perteneció a su abuela. Era justo lo que necesitaba.
Después de mucho decapante...
Una mano de imprimación...
La mesita ya estaba lista para recibir el bonito y alegre color turquesa.
Este es el resultado.
No sé si se aprecia en las fotos pero las patas tienen unas hendiduras verticales que pintadas de blanco le dan un toque clásico que me gusta mucho.