La transformación de esta lampara me ha costado como se suele decir "sangre, sudor y lágrimas". Salvo lo de la sangre las otras dos cosas son ciertas. Está pintada pieza a pieza y cambiado el sistema eléctrico casi por completo. Por eso el sudor. Y las lagrimas se debieron a que en el último momento se me rompió una pieza de cristal que no he podido sustituir. Me dio tanta rabia que me puse a llorar como una tonta. Aquí van las fotos. Espero que haya valido la pena tanto esfuerzo.
Este es el antes.
Y este el después.
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